Historia de Tokio
Tradicionalmente se ha dicho que el origen de Tokio se situaba en el siglo XII, hasta que unos restos sacados a la luz durante unas obras en la calle Yayoy revelaron que la zona estuvo habitada desde el siglo III a.C.
A la cultura así descubierta se la llamó la "civilización de la calle Yayoy". En las excavaciones aparecieron monedas chinas que muestran que sus pobladores tenían relaciones comerciales con el continente.
A finales del siglo XII está documentada la existencia de una aldea de pescadores llamada Yedo o Edo (puerto del golfo o tierra del ye), situada en una llanura baja inundable por la marea en la desembocadura del río Sumida.
En 1457, un guerrero llamado Ota Dokuan, construyó un recinto fortificado en torno al cual se concentró la población de la marisma.
De 1486 a 1524 la fortaleza fue ocupada por un vasallo de la familia Uyesugui y luego por Hozio Uzitsuma que unificó la provincia y creó un estado propio con la capital en Odawara.
En 1542 llegaron a Japón los primeros occidentales, comerciantes y misioneros españoles y portugueses. Los japoneses acogieron favorablemente la religión cristiana y las armas de fuego.
Hideyoshi, que había sido nombrado shogun "general" por el emperador, decidió trasladar la capital shogunal desde Kioto a Edo y mandó a su hijo Yyeyasu para conquistarla.
El periodo Edo: la dinastía Tokugawa
En 1603, la fortaleza de Edo y su aldea fue conquistada por Yyeyasu Tokugawa. Yyeyasu, un pequeño aristócrata provinciano, unificó Japón, aplastó a los disidentes señores feudales y dio nombre a la dinastía que gobernaría en la ciudad y en Japón durante siglo y medio, período en el que alcanzaría un gran esplendor.
Yyeyasu obligó a los señores feudales "daimyos" así como a los samuráis a que fijasen su residencia en la nueva capital con sus familias al menos seis meses al año, lo que propició un gran desarrollo urbanístico. Se sanearon y desecaron las marismas y se construyeron canales que favorecieron el comercio.
Desde entonces se dice que Japón tiene dos capitales. El crecimiento de la nueva capital fue impresionante y en 1787 ya contaba con más de 1.300.000 habitantes. Antes, en 1657, había tenido lugar el llamado Gran Incendio de Edo en el que murieron alrededor de cien mil personas.
La era Tokugawa fue feudal y aislacionista (en 1624 se expulsó a todos los extranjeros de Japón, en 1633 se prohibió a los japoneses abandonar el archipiélago bajo pena de muerte y en 1637 se prohibieron los navíos de gran tonelaje para que no pudieran salir a alta mar), pero preparó a Japón para la revolución Meiji.
Con los señores empobrecidos, las clases populares en malas condiciones de vida y con los comerciantes y artesanos dominando y fijando los precios a su antojo la situación se hizo insostenible. El 9 de noviembre de 1867 el último shogun de los Tokugawa entregó su poder al emperador Meiji.
La revolución Meiji
En 1868 se inicia la trasformación del país. Edo pasó a ser la capital del imperio unificado Meiji.
El emperador se mudó a la fortaleza de Edo convirtiéndolo en el Palacio Imperial del Japón y cambió de nombre a la ciudad de Edo por el de Tokio, que significa "Capital del Este". Asimismo abolió todos los privilegios feudales y abrió Japón a la modernización económica y administrativa y, para ello, contó con los samuráis.
Terremotos seguidos de grandes incendios han marcado la historia de Tokio. En 1855 la ciudad fue destruida por un gran incendio y hubo de ser reconstruida sobre la llanura y el delta del Sumida.
En 1872 otro incendio de gran magnitud destruyó los distritos de Ginza y Marunouchi, los cuales fueron reconstruidos posteriormente según los modelos arquitectónicos occidentales.
Tokio en el siglo XX
A primeros de siglo Tokio se convirtió en centro de movimientos nacionalistas y panasiáticos y en centro de acogida de revolucionarios de los países vecinos (allí nació el movimiento para derrotar a la dinastía Manchu de China).
La tolerancia la pagó con movimientos revolucionarios internos, en 1918 tuvo lugar el "levantamiento del arroz", tolerancia que terminó con el auge del poder militar de carácter expansionista.
En la Primera Guerra Mundial Japón estuvo de lado de los aliados para quedarse con las posesiones alemanas en china y pacifico.
En 1923 el Gran Terremoto de Kanto destruyó casi la mitad de la ciudad. La reconstrucción de Tokio fue muy costosa y se prolongó durante siete años, siguiendo el modelo de una ciudad occidental.
Durante la Segunda Guerra Mundial la aviación estadounidense redujo Tokio a escombros causando más de 80.000 muertos. La rendición de Japón se firmó en la bahía de Tokio a bordo del famoso acorazado Missouri.
Terminada la guerra, el 2 de septiembre de 1945, Tokio fue ocupada militarmente y pasó a ser gobernada por las Fuerzas Aliadas hasta abril de 1952.
Gracias a la ayuda prestada por los Estados Unidos de América la reconstrucción tras la guerra fue espectacular, las décadas del 50 y 60 son las del "milagro japonés". En 1964 se la encargó la organización de los Juegos Olímpicos.
Tokio en su imparable crecimiento incorporó nuevos barrios y se extendió en tierras ganadas al mar, hoy se ha convertido en la metrópoli mas poblada, en el más avanzado centro tecnológico y en el centro financiero más importante del mundo.